Aunque no tengo muy clara la razón (quizá el conocido protocolo de Kioto hizo que entrara en mi lista de deseos), hacía tiempo que tenía ganas de conocer esta ciudad que se encuentra a 3 horas en Shinkansen (tren bala) de Tokyo. Y las expectativas se han superado con creces.
Para mí ha sido una de las ciudades más sorprendentes que he visto. Si Tokyo era ordenada, Kioto es algo digno de reconocer como ejemplo de la cultura japo. Pasear tanto de día como de noche por sus calles es una pasada y entrar en cualquier bar para tener una conversación con nativos es bastante factible (cosa que como viajero solitario agradezco). La paz y tranquilidad que desprende esta ciudad no la he visto en ningún otro sitio.
Al norte se puede visitar el templo dorado y en Ryoangi, un jardín zen (corriente filosófica basada en el budismo mahayana) que no tiene nada en particular pero que a mi impresionó por su perfección en la simpleza.

En el templo unos niños se me quedaron mirando, fliparon con mi pelo (aquí no hay ni un rubio) y con que fuera de España y estuvimos “hablando” (no tenían ni papa de inglés) media aprox en la puerta del templo.

Kioto es una ciudad recomendable para recorrerla en bici, asique tuve la suerte de poder alquilar una y pedalear sus callejuelas.
En el barrio residencial de Asayahima se pueden ver casas de típico estilo nipón y un enorme bosque de bambú mezclado con cementerios y arropado por el río y el ambiente vecinal. La simbiosis entre el turismo y la vida local es perfecta para sentirte como un auténtico japonés y no como un turista más.

Desde el famoso bamboo forest se puede volver a cruzar la ciudad para dar una vuelta por el río y por el barrio de Gion donde alguna Gheisa que otra se deja ver en los distintos banquetes. Por cierto, muy curioso el tema de las Gheisas! En teoría son chicas que acompañan a eventos a los japoneses pero cuya reputación es (o debe ser) intachable. Por lo que tengo entendido están muy bien vistas y suelen acompañar en público a la clase más alta de la sociedad (lo que desconozco es el alcance de sus servicios).
La zona del río y sobretodo la calle Pontocho tienen ambientazo y muchos bares ofreciendo (en teoría) carne de Kobe.
De Japón (y más de Kioto) esperaba una cultura cerrada muy tradicional ultra respetuosa pero con pocas ganas de abrirse al mundo. Sin embargo, parece que están deseosos de conocer foreigners o en general gente de fuera de sus fronteras. Prueba de ello es que es muy fácil entrar a cualquier bar regentado y visitado por japoneses; no te faltará una más que agradable (aunque a veces algo complicada porque el inglés no es su fuerte) conversación.

Para probar a medio día, de lo más reseñable es el mercado de Nishiki, donde se puede probar cosas distintas y es muy muy local. Entre otras cosas, yo probé el Takoyaki, una especie de buñuelo relleno de cosas varias y queso que está impresionante.

Como anécdota, en el hostel conocía 3 ingleses y 2 canadienses y tuve mis 2 primeras noches de fiesta del viaje, no todo va a ser paz y tranquilidad!

P.d. Cuelgo el video de la subida al Mt.Fuji que por problemas técnicos se me quedó colgado en el blog anterior, a seguir disfrutando!
Grande mostrisss!! Y el picante que??? No te olvides que Magma te espera!
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