Nepal ha estado desde hace unos años en mi lista de paises a visitar y, junto con la isla de Borneo, supongo que es uno de los ejes de mi aventura por el sudeste asiático.
Asique, después de unas intensas más de 24 horas de viaje (Kyoto – Tokyo, Tokyo – Kuala Lumpur, 6 horas de escala, Kuala Lumpur – Kathmandu), a eso del medio día me plantaba en el aeropuerto de Kathmandu: bienvenidos a la esencia del sudeste asiático!
Kathmandu es una jodida locura; coches, motos, vacas, yaks en medio de la carretera… El desorden ordenado prima en la capital del Nepal y el barrio de Thamel, eminentemente turístico, tiene un ambiente mezclado entre millones de restaurantes para comer bien (muy) barato, cervecerías / pubs que sacian las ganas de fiesta y montaña, mucha montaña. Me recuerda a la antesala de cualquier carrera en la que he participado; se puede ver la ilusión en las caras de la gente que tiene intención de conseguir sus propósitos en el país que hospeda al techo del mundo: el monte Everest.
Por supuesto, no esperéis el orden de Japón ni las facilidades e infraestructuras que tenemos en Europa, pero este lugar tiene mucho que ofrecer. Los locales están volcados con el turismo y reconocen la necesidad de aportar lo máximo para agradar al mundo. Por lo que he podido experimentar, el nivel deeducación es bastante alto y sí, aquí sí, el inglés lo tienen perfectamente dominado (mejor que en España, diría yo), lo que demuestra que nosotros, los europeos, tenemos poco que envidiarles. De hecho, es envidiable ver cómo se están reponiendo del desastroso terremoto que sufrieron allá por 2015.
Volviendo a la ciudad, puedes hacer de todo. En el hostel (el mejor en el que he estado y por 7€ noche), conocí a un majísimo nepalí (considerado como amigo) que me ha ayudado en todo lo que he necesitado en el país, a un libio con el que compartimos un agradable paseo por los templos de la ciudad (el Monkey temple desde donde se puede ver todo Kathmandu es impresionante) conversando sobre cómo está Libia y el poder que (a veces) ejerce la religión y a varios ingleses, italianas y españoles junto a los que nos echamos unas risas jugando a las cartas.
Y después de unos muy buenos y más que recomendables días en la capital, consigo auto organizarme mi ruta para correr y recorrer los alrededores del Annapurna, veremos que nos depara. Nos seguimos leyendo!
Aupa bortx!! Cuando llegues al campento base no te olvides de hacerte un selfie!!!
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