Empiezo el día antes del alba, da gusto salir con el frontal y ver el espectáculo del cielo estrellado a más de 4000 metros. Hoy toca un día duro, de 4200 metros de altura pretendo llegar a 5416 en apenas 10 km.

Con sensaciones de profunda emoción y disfrutando del camino, paso a paso en un par de horas me planto en el último campo base antes del tan deseado paso de montaña. El ambiente es impresionante; comparto vivencias con un suizo que está haciendo la ruta en bici, un francés que se queda tieso viéndome en pantalón corto y sin guía ni porteador y con una familia embobados con las vistas.
Metro a metro voy subiendo con cierta ligereza aunque ya toca respirar como si tuviera un calcetín en la boca (situación que parece acercarme a lo que se debe sentir en la carrera de 100 millas de Leadville). Lejos de tener la intención de alimentar mi ego, voy comiéndome literalmente a todos los grupos y senderistas que me cruzo en la subida, quienes ligeramente asombrados, me preguntan qué coño hago a ese ritmo a 5000 metros, con pantalón y camiseta corta y 2 pinzas en la cabeza. En fin, sin saber muy bien porqué, estoy perfecto.

Y así, entre risas (a veces forzadas) y jadeos, en 4 horas a eso de las 9 de la mañana corono el Thorung pass. Que pasada! Sin querer y, también sin saber muy bien porqué, siento cómo los ojos se empiezan a bañar en un mar lágrimas de alegría: he podido llegar a 5416 metros en régimen de autosuficiencia y disfrutando de cada metro recorrido. La sensación y las vistas son indescriptibles, supongo que es una de esas fotos mentales que se quedan para cada uno y que la cámara, por mucho que se pretenda, no puede capturar.

Una vez aquí, y después de saborear un te masala con una pareja de canadienses en una cabaña montada por unos sherpas (el te más bueno y anecdótico que he probado hasta ahora), empieza una dura bajada de unos 1500 metros de desnivel negativo acumulados en 10 km que es amenizada por una agradable conversación con Carlos y su mujer, unos majísimos madrileños que conocí días antes en el camino a Tilicho lake.

Lo duro ya esta hecho, sólo queda seguir disfrutando y, espero, en un par de días me colgaré la medalla virtual de finisher.
Keep going!