Cerca de 4 meses recorriendo el sudeste asiático y aledaños me han hecho confirmar cómo me gusta esta parte del mundo y saber lo pequeños que somos y las oportunidades que tenemos de crecer.

Japón, su especial localización y la curiosa cultura de sus gentes enseñan un rincón totalmente distinto de lo que podamos conocer, tan desarrollado como cuidadoso con sus raíces.

Nepal, albergando el techo de la tierra, es un paraíso para cualquier montañero que busque su casa en Asia.

Laos mantiene la pureza del sudeste asiático, recordando la necesidad de cuidar lo que tenemos y controlar el turismo de masas que a veces tanto daño hace.

Malasia y especialmente Borneo me enseñó uno de los mejores momentos de este ya pasado año 2017, el buceo.

Australia me hizo volver a la realidad reencontrandome con amigos y viviendo unos buenísimos días en familia.

E Indonesia puso fin a la travesía por Asia, conociendo la salvaje isla de Flores y probando la más que recomendable gastronomía local.

Gracias a estos meses he podido conocerme más a mi mismo, probar mis límites y de paso, experimemtar las bondades de esta parte del mundo. El único problema es que no, aun no he encontrado mi chanclo. ¿Quizás puede que esté por América del sur? Vamos a comprobarlo. 

Después de unos necesarios e inmejorables días en casa, próximo destino: Colombia. Nos seguimos leyendo!